Muchos orientadores profesionales trabajan con los jóvenes y les orientan acerca de su educación.En otros casos, trabajan con personas adultas que pueden estar en situación de desempleo o que desean cambiar de profesión o dar un giro a su proyecto de vida profesional.
Ya en la secundaria tiene especial importancia empezar con la orientación y avanzar en cada una de las etapas en las que tomar una decisión con respecto al futuro profesional. En el nivel medio superior, la orientación educativa es además relevante para el proceso de formación y desarrollo de los jóvenes, trabajando en la habilidad de enfrentarse a ciertos contextos como la resolución de problemas interpersonales.
Bajo este panorama, Edgar Valdez Anaya, orientador educativo del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep), en una entrevista para Educaweb México reconoció que en el país, la orientación educativa que se brinda en las escuelas no es muy adecuada, pues hace falta que quienes estén al frente de ella, sean sensibles a los problemas de los jóvenes, entiendan su comportamiento y conozcan sus necesidades.
"Si a uno le gusta trabajar con los jóvenes, la tarea es fácil, pues se debe tener un gran aprecio por estas nuevas generaciones y lograr brindar las mejores herramientas para su desarrollo", explica.
Una parte importante de la función del orientador profesional es la de animar a sus usuarios a considerar sus gustos, aversiones, aptitudes y habilidades, intereses y valores profesionales. Un primer paso puede ser el uso de test, pruebas y actividades de autoconocimiento y, luego, seguir trabajando en la toma de decisiones de futuro.
Bajo este contexto, Valdez reconoce que hace falta mucha capacitación a los orientadores en nuestro país, pues regularmente quien está al frente es un psicólogo, pedagogo, trabajador social, entre otros profesionales, con competencias para ello.
Es necesario, subraya el experto, que se establezca un correcto sistema orientado a una atención multidisciplinaria, el cual deberá contar con la colaboración de diversas instituciones interesadas en los jóvenes.
Algunas de las características que debe tener el orientador son: poseer habilidades de comunicación e interpersonales; capacidad de escuchar con atención; hacer las preguntas correctas a sus usuarios y, la capacidad de mostrar un interés genuino por las necesidades de sus usuarios.
"Recomiendo a los jóvenes trabajar por lo que quieren, hacer cosas diferentes para que en verdad sobresalgan de su grupo. Es necesario comenzar a desarrollar nuevas habilidades para lograr todo lo que se propongan", concluyó Valdez.